sábado, 26 de septiembre de 2009

El futuro ya no moviliza energías

Abro los ojos y ya es de día, pero no estoy de mal humor, infiero que la alarma aún no sonó, por lo que prefiero seguir ignorante de la hora y dormir unos minutos más. Llegada la hora, lamentablemente unos segundos después la tecnología cumple su cometido y yo me levanto resignado a comenzar el día. Voy al baño, cepillo mis dientes. Salgo a comprar unos bizcochos para desayunar y a la vuelta paso por el puesto de diarios y compro mi revista Ñ.
Llegado al departamento me preparo un café y me siento a gusto a cultivarme un poco. Leyendo entre peronistas, procastinación y Marilyn Monroe encuentro éste texto que me puso a pensar.
Voy leyendo triste y apresuradamente el texto, el sentimiento es de desesperanza, mezclado con un poco de resignación.
Pero una vez finalizado, me convenzo de que realmente es hipócrita de mi parte darle la razón al artículo; y perdón por la palabra, pero que Maffesoli se vaya a la mierda. Él y todos los floggers, Góticos y demás tribus urbanas que sólo piensan en qué hacer el finde para matar el tiempo, o qué libro publicar para jactarse de pensador posmoderno.
Yo estoy acá para demostrar que ese artículo solo generaliza y desmerece a la sociedad y sobre todo la subestima. Habla de explosiones espontáneas, pero no deja brecha para decir que son manifestaciones de descontento con el status quo que gobierna la actualidad. Y que eventualmente va a desencadenar una revolución en la cual uno de los valores más importantes (del cuál se llena la boca pero en ningún momento lo destaca como tal) que va a gobernar nuestra era, es el de la libertad, que a diferencia del libertinaje, nos da el sentimiento más bello jamás encontrado, el de sentirse a gusto siendo tal cual uno mismo es.
Debo admitir que en la actualidad no lo valoro al cien por ciento, pero les puedo asegurar de que es uno de los valores que últimamente más cultivo y cuido. Y aquí puedo hacer una apología de todo lo que pasé:
Al principio, era una persona que sólo se preocupaba de ser intelectual (cosa que evidentemente no logré), me pasaba todo el día averiguando de cosas para ampliar mis conocimientos; luego, me empecé a fascinar con los sucesos físicos, ahí es cuando descubrí mi vocación. Luego surgió el desarraigo, me vine a vivir a Córdoba; al principio fue sólo el estudio lo que ocupaba mi mente, luego empecé a descubrir que había cosas que también quería vivir, cosas que hasta ese momento no había experimentado. Fue en este momento que surgió lo efímero, lo superficial, el egocentrismo, y la individualidad. Fue una etapa desagradable de mi vida, debo admitir, pero aquí es donde entra en juego la apología: no sé si realmente vería de la misma manera hoy esa superficialidad si no la hubiese vivido, está bien, mis padres siempre me enseñaron los mejores valores, pero siempre para mi fue muy teórico, al involucrarme en eso fue cuando realmente lo comprendí. Se vive en una especie de hechizo, solamente con una situación límite se rompe el encantamiento. Y a partir de eso es que puedo decir que soy una persona libre.
En éstos días, mis valores crecieron en forma de avalancha, todo a partir de esa situación límite que para mi fue Into the wild (a algunos les parecerá cómoda mi postura, pero para mi fue revelador). La sensación de vacío era increíble, y gracias a un loco que se perdió por Alaska es que hoy puedo escribir ésta entrada en el blog.
Todo muy lindo, todo muy emotivo; pero volvamos al tema que nos incumbe: la libertad. ¿Por qué puedo hoy decir que soy una persona libre? La respuesta es algo que extraigo de lo único que me hizo sentir bien de la nota, y se lo debo más a Heidegger que a Maffesoli. "Darse a sí mismo la ley es la más alta libertad". Y es con ésta frase respondo esa pregunta, la disciplina es algo que te ayuda y mucho, el demonio nos guía por una senda pecaminosa, pero más que a Dios, nos estamos ofendiendo a nosotros mismos (y para algunos esto es indiferente) si caminamos por esa senda, piensen un segundo qué sentimiento tenemos después de hacer algo indebido, yo, particularmente, uno nada lindo. Por esto digo que la disciplina es algo que nos hace ser fieles a nosotros mismos, es darnos la ley. Pero debo admitir que con la condición actual de la sociedad, las mujeres preocupándose por lucir de 25 a los 40 y los hombres ocupando el lugar que deberían dejarle a los jóvenes, tratando de verse viriles en vez de ponerse en el lugar de personas con sabiduría y ofreciéndole una mano a la juventud, ésto resulta un tanto difícil. Tal vez ésto confunda un poco al adolescente o joven que tiene una visión bella del mundo y tiene todo su carisma puesto en hacer de éste un mundo mejor.
El panorama anterior puede que les haga pensar en mi como una persona superada o que intenta parecerlo, pero no es así ni mucho menos, soy alguien que trata de seguir los consejos de las demás personas, más sabias que yo en determinados temas, todo el tiempo hago conjeturas de mi accionar, y muchas veces me juzgo más de caprichoso que de libre. Pero la diferencia está en ser sincero con uno mismo, es ahí donde vamos a encontrar el camino para sentirnos bien a la hora de actuar, cuando somos fieles a nuestros principios, y sobre todo cuando no se es esclavo de uno mismo (de mis palabras diría un amigo).
Aquí soy Alex, en analogía a mi parte más Alexander Supertramp por así decirlo, pero obviamente que no soy siempre así, tengo mi nombre y mi vida. Pero tengo mi parte que está todo el tiempo diciéndome que puedo ser mejor, a esa parte la llamo Alex, y la mayor parte del tiempo soy Alex.
Y les puedo asegurar que no soy el único que piensa de esa manera, seguramente hay más de uno ahí afuera que intenta arduamente hacer justicia en el mundo, proyectando sus ideales, y viendo un estado de armonía y paz.
Así que no nos quedemos con los que nos dice un dizque pensador, apostemos al futuro, apostemos a ser mejores y a mejorar el mundo.